Siempre he odidado mi peculiar forma de expresar mi rabia, pues es cuando se me forma un nudo en la garganta y siento como las lágrimas quieren salir de mis lacrimales.
Y es que este caracter implacable que tengo me hace que no me pueda callar ni una, que le voy a hacer, pero al final, las consecuencias de mi enfado acaban reflejándose en mi.
Todo el mundo me dice que me muerda la lengua pero no saben lo difícil que es. Lo peor es que muchas veces le echo narices cuando no debería, cuando el resto de la gente se queda callada. Pero a mi me es imposible, no soy tonta y no me voy a quedar callada ante ninguna injusticia. Porque para eso tengo boca, para hablar, y quejarme si es necesario, ya iré aprendiendo a moderarme.
Por otro lado hoy ha sido una de esas tardes taaaan raras, estaba, no triste, pero tan metida en mi interior...
Eso si el chocolate me ayudó en gran manera.
Hoy no estoy contando nada sustancial, y yo soy la primera que se da cuenta, pero necesitaba desahogarme y que mejor que desde aquí.
Solo puedo darle las gracias una y otra vez a la música. No se que haría sin esos auriculares que plantan una sonrisa inmediata en mi cara.
Y os dejo una canción de Vetusta Morla que es genial;
se llama Valiente
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