de repente un dia, no sabes porque pero aparece, de pronto, como de la nada. Como aquel boleto de loteria que aparece en tu bolsillo por casualidad o aquel brillo de labios que yace en el fonde de tu bolso, ese grande,del cual nunca metes la mano hasta el fondo. Así aparecen ciertas personas en mi vida, así apareció él, no diré que era guapo, ni siquiera atractivo, vestía con esa ropa que suele llevar,esos tejanos anchos esa camiseta de algodon celeste de ese celeste apagado, del color de los ojos de las personas sinceras, y si lo digo yo, que tengo los ojos de penetrante negro azabache. Mentiría al decir que recuerdo donde lo conocí, pero una tarde, en esas tardes en las que una siente que está sola y decide salir su número apareció en mi agenda del móvil y recordé vagamente cuan impactada me había sentido por esa personalidad. Esa tarde fue un paseo, y a la otra tarde otro, y otro más, como los sucesivos días iban pasando enel calendario y yo iba desencantandome al ver que no compartía mis gustos musicales, que jamas veríamos todas aquellas películas que me marcaron, que jamás podríamos debatir de política por su afición a darme la razón en todo, por mucho que no le gustara. Me di cuenta de que mi vida, ya no era igual que antes, no pasaba mis ratos de soledad, ni mi trabajo, ni mis poemas, como aquel que le mandé, ni nada, nada era como ante,las cosas cambiaban en ese espiral de aburrimiento al que el portador de los ojos sinceros me había arrastrado. Me castigaba a mi misma,estaba jugando con los sentimientos de alguien, estaba con la persona erronea, depués de dar ese paso que tanto me costaba, era soso, insulso, jamás me mandó una carta de amor, jamás me dió un beso robado, ni me hizo reír demasiado, jamás se fijó en lo que llevaba puesto, ni alabó mis escritos ni dibujos, jamás mi corazón llego a latir más deprisa a su lado. De algún modo mis pensamientos decían que me aferrara que no dejara la oportunidad pasar y que su error bastaba en haber conocido a la chica rarita e independiente que era yo, en ocasiones tenía etapas de lucidez y en ellas me decía a mi misma que necesitaba algo mejor, unos brazos mas certeros que me rodearan, una persona que valorara más mi trabajo y también el que yo lo hubiera dejado entrar en mi burbuja de protección, y me decidí, dejamos de vernos, dje adiós a lo que me había acompañado en los últimos meses, aquello que antes me encantaba y ahora repugnaba. Adiós a los besos gélidos, adiós a los vaqueros insulsos, a las camisas de poliester, adiós a encontrarme una cama vacía al volver del trabajo, adiós a la hostilidad, la pasividad, al aburrimiento. Entonces, solo entonces me di cuenta de que nunca fue importante, pues si lo hubiera sida nunca lo habría llamado al estar desesperada, no me habría olvidado de el hasta encontrar su número por casualidad. Y volvió a ser lo que era loque en realidad siempre había sido, ese brillo de labios perdido en el bolso,ese boleto de loteria en un bolsillo....
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