Pero no dejáis que las personas os conozcan a vosotros, y os escudáis en los sueños y anhelos que no vais a llevar a cabo y en mentiras que hacen que los demás piensen que sois "mejores" de lo que sois, o más fuertes. Pero no sabes si ese que tienes enfrente, llega a su casa y es incapaz de ponerse en pie debido al dolor. No sabes si ha tenido que pasar por una vida que no le correspondía, no sabes como ha sido su niñez. No sabes si esa que parece tener tanto ego se odia a sí misma por ser "fea" por no ajustarse a los cánones de belleza, si llora porque se ve gorda, y porque sabe que si algún día tiene que ponerse un bikini habrá algún gracioso que se ría de ella. No sabes si lloran, no sabes si ríen, no sabes si han perdido a alguien importante en su vida, ni sabes por cuanto han pasado, ni lo que valen por haber llegado hasta aquí.
Por eso, no hables si no los conoces. Si no sabes el dolor que cargan en sus espaldas, día tras día.
Llega un momento de la vida, en el que pasas del todo al nada, en lo que antes te acusaba felicidad ya no te causa nada, en el que te quedas impasible ante quién deberías amar. Y es que las cosas acaban por gastarse, lo que era perfecto muestra su verdadera cara, muestra el lado que te saca de quicio, muestra esa peor parte de tí, que no deberías sacar con nadie, pero acabas sacando. Y te arrepientes, de ser tan tonta, de no ser capaz de aclarar tus sentimientos, de estar triste cuando deberías ser feliz. Pero no lo eres, tu propia vida te ha dejado sin alicientes, sin ganas, y más aún al darte cuenta de como es todo, de que los cuentos no existen, de que las princesas en la vida real son putas, de que las ilusiones vuelan rápido, y los sentimientos se van con ellas.